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Depresión en las mujeres

Las mujeres están en mayor riesgo de padecer depresión que los hombres. En México, por ejemplo, la presentan 10.4% y 5.4%, respectivamente. La disparidad en depresión ha generado diferentes hipótesis que expliquen el por qué de esta diferencia, que comienza en la adolescencia y persiste en la madurez. 

La evidencia muestra que la bioquímica cerebral y los cambios hormonales derivan en etapas de mayor vulnerabilidad para este trastorno en las mujeres, no obstante, hay otros aspectos que tienen un enorme peso en la depresión femenina, como:

  • Las experiencias de abuso sexual y físico en la infancia y adolescencia
  • La violencia de la pareja
  • La mayor prevalencia de sucesos adversos
  • La sobrecarga de trabajo
  • El estatus social y el papel de la mujer
  • Las estrategias para enfrentar los problemas. 

Experiencias de abuso en la infancia

Las experiencias de abuso durante la infancia y adolescencia dejan importantes secuelas a nivel psicológico, físico y emocional en las personas que las han sufrido, como son depresión, ansiedad e intento de suicidio.  El abuso sexual en esta etapa ocurre en más del doble de mujeres que de hombres y más del 60% de las mujeres que lo ha sufrido desarrolla depresión a lo largo de su vida, además de otros problemas psicológicos, como miedo y aversión a los hombres, rechazo de las relaciones sexuales, confusión y tristeza, ideación o intento de suicidio, culpa y baja autoestima.  

Es frecuente que las niñas o adolescentes no hablen del abuso con personas que pudieran ayudarlas, por lo que no reciben atención oportuna.  Entre las razones para no hacerlo se encuentran: sentirse avergonzadas, culpables o temerosas, o no contar con alguien de confianza.  Esto es más difícil y grave cuando el perpetrador fue una persona que conoce, un pariente, alguien que vive en la casa, si ocurrió en más de una ocasión y si incluyó violación.

Si una mujer sufre de depresión y ha padecido algo de estos tipos de abuso, es recomendable que, además de terapia para su depresión trate este problema con algún especialista o busque algún grupo de ayuda para mujeres víctimas de violencia.

Relación y violencia de la pareja

Entre los sucesos estresantes relacionados con la depresión se encuentran la ruptura de la pareja, las dificultades conyugales persistentes y la carencia de una relación de pareja de confianza y apoyo. 

Sin embargo, el suceso más grave lo constituye la violencia por parte de la pareja, ya sea psicológica, física, económica o sexual.  Estar expuesta a este tipo de violencia incrementa dos o tres veces la depresión y de 1.5 a dos veces la presencia de sintomatología depresiva y depresión posnatal, en comparación con mujeres no expuestas a ésta.  La violencia también se relaciona con abuso de alcohol y tabaco y trastorno de estrés postraumático en las víctimas, así como baja autoestima.

Las mujeres que se encuentran en una relación en la que hay violencia, por lo general no lo hablan con algún especialista (médico, psiquiatra, psicólogo) que pudieran ayudarlas, ya sea por temor o vergüenza, o miedo a represalias de la pareja.  

El contar con el apoyo de otras personas significativas reduce los síntomas de depresión ante la violencia doméstica, por lo que es recomendable que busquen este apoyo. Sin embargo, quienes son víctimas, además de atender su depresión, tienen que acercarse a personas o instancias especializadas para tratar esta problemática.

Sucesos adversos y estrés

Se ha visto que entre 75% y 90% de los casos de depresión se inician con un suceso adverso, ya sea la muerte de alguien o la pérdida del empleo o con una dificultades crónicas o persistentes, como aprietos económicos o conflicto con alguien cercano.  A través del ciclo vital, las mujeres experimentan mayor número de estos sucesos que los hombres y pueden ser más sensibles a sus efectos. 

Una fuente de estrés para las mujeres se deriva de las relaciones interpersonales, ya que ellas tienden a involucrarse más con los demás que los hombres. Un ejemplo es la maternidad, la cual genera muchas tensiones y preocupaciones en las mujeres, en parte debido a que hay grandes exigencias y responsabilidades puestas en este papel femenino.

Así mismo, el papel de la mujer, como responsable del cuidado familiar en caso de enfermedad física o mental deriva en carga física, malestar emocional y depresión.  En casi todo el mundo, las mujeres tienen una mayor carga familiar (tiempo dedicado al cuidado de los demás) que los hombres, así como mayor malestar psicológico asociado a ésta. 

Cuidar de personas enfermas o convivir con alguien que tiene problemas emocionales o de conducta por un tiempo prolongado lleva, a la mayoría de las personas, a un desgaste físico y mental y, frecuentemente, a la depresión. Las personas que cuidan de alguien enfermo han descrito sentirse angustiados, desganadas, impotentes, tristes e irritables. Por lo anterior, se recomienda que busquen apoyo en otras personas, grupos de ayuda, profesionales o alguna institución

Trabajo remunerado

La mayoría de las mujeres que trabajan fuera de casa, siguen siendo responsables de los quehaceres del hogar y, aunque también aporten dinero, a menudo sus parejas no comparten el trabajo doméstico, lo cual las lleva a experimentar estrés. Otras fuentes de tensión se derivan de problemas laborales, como las dificultades con patrones o jefes por falta de comprensión de las dificultades que enfrentan como madres que trabajan o situaciones de acoso sexual por parte de jefes y compañeros. A veces, las agobia la preocupación de que sus hijos estén bien cuidados mientras ellas trabajan o sentimientos de culpa por  “abandonarlos” en alguna estancia infantil o con algún pariente.

No obstante, en términos generales, el trabajo extradoméstico disminuye la presencia de depresión en comparación con solo dedicarse al hogar. Esto puede relacionarse con que el desempeño de varios roles puede disminuir los efectos negativos de alguno de ellos, aumentan  las fuentes de apoyo de otras personas y mejora en el ingreso, así como en la autoestima.  En este sentido, algunas amas de casa pueden estar en mayor riesgo de padecer depresión.

Estatus social y papeles de género

Se ha dicho que “la salud de las mujeres se encuentra inexorablemente ligada a su estatus en la sociedad. Se beneficia de la igualdad y sufre con la discriminación” y que “en la actualidad, el estatus y el bienestar de millones de mujeres en todo el mundo siguen siendo trágicamente bajos”.

Se observa menor prevalencia de depresión en las mujeres en la medida en que se producen cambios en el rol tradicional femenino, en términos de mayores oportunidades laborales, control natal, mayor escolaridad, mayor edad de matrimonio y uso de anticonceptivos.  Estos aspectos reducen la exposición a situaciones estresantes que pueden llevar a la depresión e incrementa su acceso a recursos para enfrentarla. 

Mayor sintomatología depresiva se observa en mujeres que adoptan un papel tradicional de pasividad y sumisión. Este papel se aprende desde la infancia, a la vez que se le adjudican más responsabilidades y se le enseña que sufrir y sacrificarse tiene un valor. La construcción de la identidad femenina como poco valiosa, pasiva y sacrificada contribuye a respuestas poco efectivas ante los problemas, a sentimientos de impotencia y a una actitud autocrítica negativa, que se convierten en precursores de la depresión.  

Hábito de rumear los problemas
           
La conducta de rumear ha sido descrita como una tendencia a focalizar reiteradamente la atención en las emociones negativas, esto es a pensar constantemente en un problema en términos negativos.  Esta manera de enfrentar situaciones difíciles se asocia con un estado de ánimo decaído, como mayor vulnerabilidad a presentar episodios depresivos y a que estos episodios perduren por más tiempo. Por el contrario, orientarse hacia estrategias de solución de problemas, resulta en mayor bienestar.   
           
Ciclo reproductivo

Adolescencia. La diferencia en depresión entre hombres y mujeres emerge en la adolescencia.  Se han identificado algunos factores que pudieran relacionarse con el incremento de depresión en las adolescentes respecto a sus pares varones. Entre otros, debido a que hay mayor impacto de los cambios físicos (desarrollo de senos y menstruación) en las chicas, particularmente cuando éstos ocurren a edad muy temprana.

Estos cambios son, en sí mismos fuente de estrés a la vez que ocasionan preocupación entre las jóvenes y, cuando se combinan con otras adversidades, como el acoso sexual de sus pares, lleva a la depresión. Las adolescentes también muestran mayor preocupación por las relaciones interpersonales, mayor tendencia a rumear las dificultades, preocupación por la imagen corporal  y mayor presencia de sucesos adversos, como son abuso sexual en la infancia y adolescencia, lo cual las pone en mayor riesgo de depresión. El embarazo en este grupo también se ha identificado como un factor de riesgo de sintomatología depresiva antes y/o después de dar a luz.

Periodo perinatal. La depresión posparto  no es muy diferente de la depresión que se experimenta en otro momento de la vida, pero se presenta acompañada de ansiedad intensa e incluso crisis de angustia, así como preocupación excesiva por el bebé. Su importancia radica en que en este momento de la vida tiene consecuencias muy negativas sobre la salud y el desempeño de la madre y sobre el desarrollo del infante. Entre los factores que pueden detonar la depresión posparto se encuentran: tener antecedentes de depresión, padecer ansiedad en el embarazo y carecer de apoyo tanto emocional como práctico.

La depresión durante el embarazo también es frecuente y tiene considerable importancia.  Cuando no se atiende incrementa las complicaciones durante la  gestación y bebés con bajo peso al nacer. Entre sus causas se encuentran: no desear estar embarazada, ser madre soltera, y carecer de apoyo de otras personas. Ver más

Menopausia. Diferentes estudios epidemiológicos y clínicos han mostrado que la menopausia es un periodo de mayor vulnerabilidad para el desarrollo de síntomas depresivos, asociados a fluctuaciones en los niveles hormonales. No obstante, también influyen: tener actitudes negativas hacia el climaterio, percepción negativa de la salud, situaciones difíciles que causan estrés, ser víctima de abuso por parte de la pareja, estar divorciada o separada, pérdida del trabajo, estilo de vida poco satisfactorio, bajo funcionamiento sexual y uso de sustancias psicotrópicas como alcohol o drogas.  

Adultas mayores. La depresión también es frecuente en las mujeres mayores.  El hecho de que éstas vivan más tiempo en comparación con los hombres, aumenta la posibilidad de quedarse solas y de experimentar las consecuencias negativas del envejecimiento, y por ende, los factores asociados a la depresión.

Se considera que la depresión en mujeres mayores al igual que en otros grupos de edad, es el resultado de una combinación de factores. Entre los psicológicos se encuentran: haber padecido depresión en el pasado, insatisfacción con la vida, poca actividad física y/o social, no tener un confidente, problemas económicos, muerte de un hijo, deterioro cognitivo, enfermedades físicas crónicas y escasa red social de apoyo.  

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Lectura recomendada

Lara M.A. ¿Es difícil ser mujer? Una guía sobre depresión. Editorial Pax, México, 1997. ¿Es difícil ser mujer?

Sitios de interés en Internet

La depresión en las mujeres: 5 cosas que usted debe saber. (National Institute of Mental Health). Da información sobre los síntomas de la depresión y las razones por las que es más frecuente en mujeres. Depresión en las mujeres

  

Vida sin violencia (Instituto Nacional de las Mujeres). Inmujeres

 

Directorio nacional de Líneas telefónicas e Institutos estatales de atención a la violencia contra las mujeres. Directorio de atención a la violencia.

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